sábado, 12 de febrero de 2011

La mente

El papel principal de la mente, en la práctica budista es ilustrado en la siguiente parábola.



Imagine que una persona está intentando llenar un pequeño depósito de quizás 3 metros cúbicos, con agua de lluvia, con el propósito de beberla. Tan pronto como el depósito se llena, el exceso de agua se escapa y se pierde. Lo mismo es cierto si en vez de un depósito, se tiene sólo un pequeño recipiente, o, para ese propósito, una taza de té para llenar. Sin embargo, si este recipiente es tan vasto como el embalse de una ciudad, o el Río Amazonas, o podríamos decir, el Océano Pacífico, puede almacenar toda el agua de lluvia que caiga ¡Sin siquiera perder ni una sola gota!

Esto es igual para el practicante. Si sólo busca la liberación personal o el bien de su familia inmediata, su recipiente es sólo como una taza de grande, o como máximo un depósito de 3 metros cúbicos. No obstante, si su mente es como la mente de los Bodhisattvas y los Budas, que buscan la iluminación para todos los seres, su recipiente es tan grande como los ríos y océanos del mundo entero. Nada de mérito y virtud se puede perder jamás. En consecuencia, el desarrollar la mente (La aspiración a rescatar a todos los seres sintientes) no sólo es necesario, sino más bien es la esencia de la práctica budista.

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